martes, 18 de diciembre de 2012

Será peligroso llevar la razón

Desde que soy consciente de la reforma judicial en mi país, estoy más cabreado si cabe. Vía email me llega la opinión de mi secretario judicial acerca del abono de las tasas en el Juzgado de lo Mercantil de Málaga (España). En conclusión, hay que pagar estos recargos impositivos. Ha sido la gota que ha colmado el vaso y que hace que te traslade tímidamente mi sentimiento.

Parece ser que no se libra ni la administración concursal, ese otrora brazo ejecutor del juez y hoy pasto de todo, exceptuando a aquellos representantes corporativos y lobbies que entienden los concursos como industria al servicio de sus arcas económicas honoríficas y magníficas y, por supuesto, a los impúdicos de siempre que nos han metido en esta mierda que llaman crisis y que no es sino una descomunal estafa piramidal.

Creo que no debo callar y desde este sitio, expresar mi disconformidad con la interpretación de mi respetado secretario. Como titulado mercantil, me da vergüenza percibir la presunta injusticia del ordenamiento legal promovido por el en otros tiempos respetado (ver post "Fiel, coherente, sólido") y hoy ministro de Justicia: Alberto Ruiz Gallardón. ¿Por dónde caminas, exalcalde de Madrid?

Poca justicia percibo y eso es negativo, porque entonces, como decía Quevedo, es peligroso llevar la razón. Con esta reforma, un proceso judicial puede no estar a manos de cualquier ciudadano y un concurso de acreedores, al igual que el resto de lo judicial, puede convertirse en un puto berenjenal de negocio de unos cuantos irresponsables presuntos mafiosos, mientras se desuella al empresariado, proveniente de esa clase emprendedora que se está exterminando premeditadamente, y se pisotea al desamparado ciudadano y a sus derechos como individuo (fuente de la imagen: sxc.hu).